28 de diciembre de 2012

El mejor libro que he leído en el 2012

Es la primera vez que hago una entrada para valorar las lecturas del año y ya veo que eso de escoger un solo libro como el mejor del 2012 va a ser tarea difícil. Además me he propuesto no hacer concesiones y elegir solamente uno. Y el que he seleccionado es... La hora del mar. Sé que la decisión puede parecer poco neutral porque, al fin y al cabo, esta es la última novela que he leído y tengo la experiencia fresca en la mente, pero es que creo que es soberbia por varios motivos:

– El autor conduce la historia a la perfección, y no es fácil: abre múltiples tramas paralelas, bastante distintas entre sí, y las hace confluir todas al final con maestría. La escritura no es torpe, todo lo contrario, y el libro está muy bien editado.

– Los personajes son totalmente creíbles, muy reales, y se profundiza en ellos lo suficiente para que el lector entienda por qué se comportan como lo hacen. Son tremendamente humanos, reaccionan como lo haríamos nosotros, y precisamente eso es lo que acojona: ver que podríamos ser tú y yo quienes estuviéramos en esa situación.

– Me han gustado mucho los diálogos. Pese al pequeño problemilla que comentaba en la entrada en sí (el hecho de que algunas expresiones suenan a traducciones), eso solo ocurre en algunas frases puntuales, pero el grueso de los diálogos y expresiones están muy, muy logrados.

– La trama es de lo más original y en más de una ocasión me he sorprendido pensando: «¿Pero cómo se le ha ocurrido dar esta vuelta de tuerca a la historia?». Además, está muy bien documentado y abundan los datos, de manera que de vez en cuando dejaba de leer para consultarlos en Google («¿será esto cierto…?»).

– El autor es majete, interactúa bastante en las redes sociales y, pese a que es un hacha, no se cree el huevo duro del picnic, cosa que es mucho de agradecer.

Venga, ¡animaos a leerlo!


5 de diciembre de 2012

La hora del mar

(Ojo, me temo que hay spoilers…)

Imagínate que estás sentado una noche tranquilamente frente al televisor. Lo enciendes para ver el telediario y te enteras de una noticia, cuando menos, inquietante: los mares y océanos de todo el mundo se están llenando de peces muertos. Lo achacas a los niveles de contaminación cada vez más altos o al calentamiento global, pero sigues atento las noticias en las siguientes horas con cierto mosqueo. En las zonas en las que han aparecido los peces muertos se han producido extraños avistamientos: bolas de luz que navegan por las profundidades marinas a velocidades imposibles: los radares indican que se trata de bolas metálicas. ¿Submarinos? A las pocas horas se produce un terrible acontecimiento: montones de barcos son engullidos hacia el fondo del mar y luego «escupidos» al aire, desafiando las leyes de la física. Después, se dan movimientos sísmicos en todo el mundo asociados a los puntos en los que hay fallas submarinas, seguidos de tremendas olas que asuelan las ciudades costeras de México, España, Sri Lanka, Estados Unidos, China… En todo el mundo se empieza a declarar el estado de sitio, la población asiste aterrada a esta cadena de acontecimientos y los ejércitos empiezan a movilizarse ante una amenaza que parece sincronizada en todo el mundo, pero extrañamente vaga: ¿qué está pasando exactamente? Pronto sabremos algo más: tras los maremotos aparecen unas inquietantes figuras en las playas, y a su paso se desatará el horror…

Este es el punto de partida de La hora del mar, una novela de ciencia ficción que en muchas páginas parece demasiado cercana a la realidad. Si no me equivoco, esta es el quinto libro que escribe Carlos Sisí, a quien los aficionados al género de terror ya conocerán porque es autor de una aplaudida saga sobre zombies, Los caminantes, con la que vendió todo lo que quiso y más. Lo cierto es que no me extraña. Carlos Sisí escribe tremendamente bien, de manera que el lector se ve transportado a su mundo casi sin quererlo. En cierto modo su forma de narrar me recuerda a Stephen King, por cómo intercala aquí y allá los pensamientos de sus personajes como párrafo aparte y en cursiva

loco, loco de remate, loco de atar, loco

O esta otra forma de transcribir los diálogos, que creo recordar que King usó en Misery:

ELVEEE HIJOO DEE PUU

También su forma de referirse a algunos fenómenos, como "el Zumbido", así, en mayúscula, que es muy King. Y, bueno, algo de eso habrá, puesto que Carlos Sisí comenta en alguna entrevista que una de sus primeras influencias fue el escritor americano, a quien descubrió siendo joven.

La hora del mar y un white mocha coffee. ¿Qué mejor compañía?
El libro no da un momento de respiro, la acción arranca casi desde la primera página, el ritmo es endiablado y Carlos Sisí lo conduce como nadie. Los personajes están muy bien perfilados, son muy reales, muy de a pie, y los diálogos entre ellos también son buenos. Tengo que señalar, además, lo cuidada que está la edición: he detectado muy poquitas erratas, la tipografía se lee muy bien y, en general, da gusto sentarse con este libro en el regazo. Buen trabajo también el de Minotauro.

Sisí plantea varias tramas paralelas que va intercalando en los diferentes capítulos, y todas ellas me han parecido igual de interesantes. Una de las historias que más me ha gustado es la de Thadeus y Rebeca, quizá porque esperaba que siguiera el camino previsible de un lío entre ellos y no es eso precisamente lo que ocurre...

Si tuviera que ponerle una sola pega a Carlos Sisí es que en algunos fragmentos las expresiones me sonaban a… una mala traducción. Curioso en un libro escrito en español, ¿verdad? Y, sin embargo, me ha pasado en unos cuantos fragmentos; por ejemplo, cuando Helm suelta, ante una visión bastante horrorosa: «¡Oh, Cristo!». ¿No habría quedado más natural un «¡La puta!»? Como esta hay unas pocas, pero de verdad que esto lo comento solo por poner una pequeña pega y porque, como traductora, me llamó mucho la atención. De todas formas, subrayo que los diálogos son buenos y creíbles y, en conjunto, la novela ha quedado muy redonda.

¿Y cómo he acabado yo leyendo ciencia ficción? Pues gracias a la web de Price Minister, que organizó un evento para elegir a los mejores autores de 2012, y para ello iban a enviar gratuitamente a los blogueros que se apuntaran uno de los 12 libros que participan en la promoción.  

En fin, no sé cómo serán los demás libros, pero por favor, escojan este como el mejor del 2012. Es de los que enganchan, de los que te acompañan en un día de aeropuerto y hacen que las horas vuelen, de los que obsesionan, de esos que deseas que nunca terminen. Yo ya lo he prestado y voy a recomendarlo  a diestro y siniestro, y estoy deseando leer lo próximo de este autor. 

¡Ah! Un último apunte: Carlos Sisí tiene página de Facebook y parece una persona absolutamente encantadora. A quien disfrute con sus libros creo que le gustará leer sus comentarios diarios.

Sin duda, uno de los libros del año.


28 de noviembre de 2012

La vida iba en serio

Sé que no tengo perdón; que estar dos meses casi sin colgar reseñas y volver nada menos que con el libro de Jorge Javier debería enviarme de cabeza a los infiernos literarios (en los que no se puede leer porque las llamas consumen las páginas de los libros, ¡uuuuh, qué pesadilla!). El caso es que el autor es un personaje que me produce muuuuucho repelús, pero al mismo tiempo me dio curiosidad saber qué libro había «perpetrado», no con la esperanza de que resultara ser un buen escritor, sino sobre todo para poder criticarlo con unos mínimos argumentos.

Para empezar, hay que cuestionar hasta qué punto este libro hace de Jorge Javier Vázquez un escritor. Él mismo lo dice: «No soy escritor. Solo he escrito un libro». Es el típico caso de una editorial gorda que tantea al famoso de turno para que escriba un libro que se venda como rosquillas en Navidad o en Sant Jordi. Por supuesto, al famoso de turno hay que ponerle a un editor de apoyo (Mercedes Castro en este caso) que vaya revisando capítulo por capítulo y enderece la torpe escritura, porque de otro modo saldría algo infumable.

El libro, de tintes autobiográficos, arranca con la llegada del protagonista a Madrid, donde trabajará escribiendo reportajes sobre el famoseo para la revista Pronto. Atrás queda su infancia en el barrio de San Roque de Badalona, donde era un niño tímido y apocado de quien todos se burlaban («¡marica!») y que encontraba refugio en la lectura, y atrás queda también su juventud en las filas del Opus Dei, donde estuvo a punto de ingresar. Da cuenta también de la tensa relación que tuvo con su padre, que se negaba a aceptar la homosexualidad de su único hijo varón, y la complicidad que siempre hubo con su madre.

La novela también menciona diversos personajes del famoseo y narra cómo evolucionó la trayectoria profesional de Jorge, el protagonista: desde aquellos reportajes del Pronto hasta que traba amistad con Carmen Rigalt, lo que con el tiempo le abrirá las puertas a trabajar con Rosa Villacastín y Ana Rosa Quintana (el libro termina justo en ese punto).

El libro, como no podía ser de otra manera, se lee muy fácil (no vaya a ser que el público de Sálvame pierda el hilo). No exige esfuerzo alguno; al contrario, la prosa es facilona y el autor va dando dosis de morbo para animar al lector a seguir leyendo. Y así como en Sálvame mantienen la atención del espectador a base de gritos e irreverencias, en esta novela el hilo conductor es el sexo, y parece que Jorge Javier se precia de ser muy malhablado, como para que todos veamos lo desinhibido que está y los pocos complejos que tiene a la hora de hablar del tema. Nos enteramos de que la primera experiencia sexual del protagonista fue con un chapero; nos da cuenta de las pajas que se hacía en el cuarto de baño de casa de sus padres; del temor a que se le pusiera dura mirando las carnes tersas y los culos prietos de sus compañeros del Opus; de cómo se follaba al primer tío que se le cruzaba en los cuartos oscuros de las discotecas de Barcelona, en las que se ponía además borracho como una cuba; de cómo le comía la polla a su pareja; de cómo su madre se corría en las primeras citas cuando su padre le tocaba en un hotelucho de la Barceloneta... Bastante repetitivo todo el tema del sexo, y de lo más cansino.

Jorge, el protagonista, no inspira ningún tipo de ternura pese a todas las desgracias que cuenta de su infancia, pues en toda la novela se adivina un trasfondo ególatra, en cada línea sugiere lo listo que es él y lo tontos que eran los profesionales que le rodeaban, y también nos cuenta que le llamaban «pequeño dictador» (huelga decirlo: basta verlo en un plató). En la segunda mitad del libro ya la cosa se me hizo aburrida, pese a los intentos del autor de darle dramatismo haciendo a su madre narrar en primera persona la muerte de su padre. No conseguí empatizar con los protagonistas de estas páginas porque está narrado de manera muy burda; para aumentar la carga emocional de las últimas páginas y crear un final apoteósico Jorge Javier cuenta nada menos que a su padre tuvieron que ponerle pañal en sus últimos días porque se hacía caca encima. Eso son armas de escritor; sí, señor.

El caso es que tampoco creo que su fiel público de Sálvame comulgue mucho con una novela de este tipo, porque no veo yo a esas señoras leyendo acerca de cómo Jorge le ponía la polla en la boca a Daniel y se corría de gusto (utilizo un vocabulario fiel al de Jorge Javier Vázquez para que el lector se haga una idea de lo que se encontrará).

En fin, acabemos con esto cuanto antes: mi recomendación es que no se acerquen a este libro ni en el Día de los Inocentes, no vaya a ser que alimentemos a la bestia (y que conste que yo no he pagado por él, me lo han prestado).

¡Ah! Lo mejor del libro es, sin duda, el título, que Vázquez toma de un poema de Gil de Biedma. Quedémonos con eso:


No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

7 de octubre de 2012

Miss Pettigrew Lives for a Day

El título habla por sí solo. Este libro narra lo que acontece en las veinticuatro horas en que Miss Pettigrew disfruta de la vida por primera vez. ¿Y hasta entonces? Pues hasta ese día, en que contaba ya con cuarenta años, había sido una solterona pobre, dedicada a mantener la virtud, convencida de que en esta vida no le quedaba otra que ejercer un papel secundario y aterrorizada porque vive sumida en la pobreza, y del trabajo al que va a postular ese día como institutriz depende su futuro más inmediato.

Así, se planta a las diez de la mañana a la puerta de Miss LaFosse, que es la persona con la que tiene la entrevista de trabajo, hecha un manojo de nervios. Sin embargo, a partir de entonces nada sucede como Miss Pettigrew había planeado. Miss LaFosse resulta ser una tierna pero alocada artista con un ajetreado y glamouroso ritmo de vida, en el que la señorita Pettigrew resulta encajar sorprendentemente bien. Gracias a la sensatez y al pragmatismo de Miss Pettigrew, y al hecho de que ayuda a Miss LaFosse en diferentes circunstancias y casi sin ser consciente de ello, se convierte en su amiga y confidente mientras ella misma pasa poco a poco de ser invisible a brillar con protagonismo y a encontrar su propio final feliz.

Ah, este es uno de esos libros geniales. Empaticé enseguida con Miss Pettigrew, me metí en la historia y en los geniales diálogos y disfruté de verdad con esta versión de Cenicienta. Además, el final no deja todos los hilos atados, lo que me pareció totalmente acertado (del estilo de finales de novela que aprobaría Cassandra Mortmain, ¡ja!). En definitiva, un libro para incorporar a la biblioteca, para releer de vez en cuando y para recomendar a diestro y siniestro. El ejemplar que saqué de la biblioteca, por cierto, tiene la pegatina que lo incluye entre los libros de la compilación 1001 Books You Must Read Before You Die. ¿Hace falta decir más?

"She wanted to go where they were going to-night, with a pathetic, passionate eagerness. She wanted to visit a night club, to partake of its activities, to be at one with the gay world. Simply and honestly she faced and confessed her abandonment of all the principles that had guided her through life. In one short day, at the first wink of temptation, she had not just fallen, but positively tumbled, from grace. Her long years of virtue counted for nothing. She had never been tempted before. The fleshpots called: the music bewitched: dens of inquity charmed. She actually wanted to taste again the wonderful drink Tony had given her, which left one with such a sense of security and power. There was no excuse. She could not deny that this way of sin, condemned by parents and principles, was a great deal more pleasant that the lonely path of virtue, and her morals had not withstood the test."


14 de septiembre de 2012

Lecturas para cuando no tengo tiempo de leer

Paradójico, ¿verdad? Sin embargo, me ocurre algo con lo que más de uno se sentirá identificado. En muchos momentos del día me entran ganas de leer, pero no siempre tengo el tiempo necesario ni la disposición para ponerme con la novela que lleve entre manos en ese momento. Por ejemplo, cuando mi hija se echa a dormir después de haberle contado el cuento, me pide que me quede con ella hasta que concilie el sueño. En esos 10 o 15 minutos no me suele apetecer leer la novela de turno, más que nada porque cuando me he concentrado y he retomado el ritmo, ella ya se ha dormido y me toca dejar el libro y seguir haciendo cosas por casa.

Lo mismo me ocurre a veces por la mañana: en ocasiones saco ratos muertos mientras hago cosas por casa y me entra el gusanillo de leer, pero son ratitos aislados y no puedo permitirme el lujo de estar una hora enganchada a una trama.

Ayer caí en la cuenta de que tengo en marcha tres libros que leo así, a ratos muertos, y que me costará tanto terminarlos que no sabía si llegaría a reseñarlos nunca aquí. No obstante, como se trata de lecturas algo atípicas he decidido hacerles un hueco también fuera de lo normal en mi blog. Son tres libros que comparten una característica: no hace falta concentrarse en exceso ni leerlos de un tirón o de manera lineal. Y tienen otro rasgo en común: me costaron cuatro duros. En cada reseña doy los detalles:

10 YEARS YOUNGER NUTRITION BIBLE

Aquí en Inglaterra es habitual que las bibliotecas tengan una pequeña sección en la que ponen a la venta los libros que han descatalogado por un motivo u otro. La razón no la tengo clara, porque muchos de los libros que exilian a esta sección están en perfecto estado y son actuales (hace un par de semanas adquirí El nombre del viento en esta edición por 10 peniques; estaba en relativamente buen estado y no se puede decir que sea un libro que ya no interesa). El caso es que en esos estantes se encuentran auténticas joyas.

Ayer encontré allí este manual sobre nutrición y me lo llevé porque me pareció claro, ameno y directo al grano; además me interesa mejorar un poco mi alimentación, así que decidí que aquí encontraría buenas pistas. Llevo ya 45 páginas y tengo claro que ha sido una buena compra.

Ya decía Hipócrates en la noche de los tiempos: «Que tu alimento sea tu medicina», y eso es precisamente lo que aboga la dietista autora del libro. Según ella, no solo es posible rejuvenecer unos cuantos años cambiando nuestra alimentación, sino que es lo más sensato. Por mucho que actualicemos la forma de vestir, nos hagamos un corte de pelo favorable o nos compremos la crema más cara del mercado, todo ello no servirá de nada si no lo acompañamos con una alimentación adecuada. Es más, si «somos lo que comemos», lo que de verdad tiene sentido es buscar ese proceso de transformación desde el interior. Y en realidad no se trata solo de aparentar menos edad de la que uno tiene, sino de sentirse bien, y tan loable objetivo es el que pretende cubrir este libro.

LOST CLASSICS

Los editores de una revista literaria de Toronto decidieron publicar uno de sus artículos con el título de «Lost Classics». Preguntarían a los autores que suelen colaborar con ellos cuál es ese libro que adoraron un día y al que perdieron la pista, libros fantásticos que nunca alcanzaron notoriedad o ediciones que se agotaron hace tiempo. Así, autores como Margaret Atwood, Jeffrey Eugenides o John Irving cuentan historias personales de libros que de alguna manera les dejaron marcados y que hoy están perdidos o son difíciles de encontrar.

Fueron las palabras de la introducción las que me enamoraron de este libro y aquí las copio por si ejercen el mismo efecto en alguien más...

"A book that we love haunts us forever; it will haunt us, even when we can no longer find it on the shelf or beside the bed where we must have left it. After all, it is the act of reading, for many of us, that forged our first link to the world. And so lost books–books that have gone missing through neglect or been forgotten in changing tastes or worst of all, gone up in a puff of rumour–gnaw at us. Being lovers of books, we've pulled a scent of these absences behind us our whole reading lives, telling people about books that exist only on our own shelves, or even just in our own memory. This is what was on our minds one rainy afternoon in Toronto, as we sat around a dining-room table where the four of us, every few months, make manifest a sporadic but long-lived magazine called Brick: A Literary Journal."

Este libro también lo compré en la biblioteca por unos 80 peniques. El epílogo, por cierto, es de Javier Marías.

LONDON'S STRANGEST TALES


Este libro lo encontré en la sección de saldos de Waterstones, que es un cajón al que van a parar los restos de serie y los libros que se han estropeado en la propia librería (por ejemplo, cuentos de la sección infantil que los niños acaban rompiendo al echarles un vistazo o al jugar con ellos). Este que me llevé yo estaba en muy buen estado pero un poco tieso, como si se hubiera humedecido un poco en el viaje de la imprenta a la librería. Estaba a mitad de precio, tres libras y media.

Y bueno, se trata de un volumen (como cientos hay en el mercado ya) que recopila leyendas, relatos y anécdotas relacionadas con hechos curiosos e históricos de Londres. Típica lectura para luego contarles anécdotas sobre la ciudad a las visitas. :-)

Cada uno de los relatos ocupa de una a tres páginas, así que es perfecto para leer incluso cuando no se tiene nada de tiempo…

6 de septiembre de 2012

Let the Right One In

Let the Right One In transcurre en Blackeberg, un barrio residencial de Estocolmo, a principios de la década de 1980. El protagonista es Oskar, un niño de 12 años con un gran problema escolar: sufre acoso. Su gran miedo es encontrarse a solas con los dos compañeros que le acorralan y ridiculizan, y eso, por otra parte, hace que los demás chicos lo dejen de lado. Una noche conoce a una chica solitaria, extraña, con quien sin embargo parece conectar bien. Poco a poco traban amistad, pero en un momento determinado Oskar hace un descubrimiento aterrador: su amiga Eli es en realidad un vampiro de más de 200 años, y está sembrando el terror en Estocolmo…

Esta novela no debería encasillarse como «otra de vampiros». Es cierto que hay unos cuantos hematófagos en la trama, pero, curiosamente, Lindqvist construye a su alrededor unos personajes tan cotidianos y creíbles que es fácil sumergirse en sus historias dejando la sangre en un segundo plano. No es una novela fácil, pues la narración es prolija en descripciones y datos y alterna las diferentes historias de los personajes, que son muchos. No obstante, la trama no llega a decaer y el ritmo se mantiene muy bien durante toda la novela.

Quiero subrayar lo bien que ha perfilado Lindqvist a sus personajes, tanto los protagonistas como los secundarios. Casi todos son personas grises, sin muchas expectativas, derrotados de antemano por la vida, autómatas. Se presentan tremendamente humanos, vulnerables a menudo, y en ocasiones sus comportamientos rozan lo patético. No es esta una novela de acciones heroicas o escenas estereotipadas «a la americana». Ni siquiera lo que podría haber resultado previsible, que es la historia entre Oskar y Eli, roza en ningún momento los tópicos: no hay escenas edulcoradas ni diálogos en la línea de Crepúsculo (por fortuna). Pero todo ello hace que el lector empatice enseguida con las historias y sufra con cada vuelta de tuerca que da la trama.

Quienes hayan visto la película se sorprenderán al leer el libro, pues va mucho más allá de lo que se reflejaba en pantalla, en el sentido de que abundan pasajes que casi rozan lo repulsivo. Esta diferencia es mucho más notable en la segunda mitad de la novela, que es también donde se dan los detalles más gore. Desde luego, si se hubiera hecho una adaptación fiel del libro, más de uno se habría levantado de la butaca y muchas escenas habrían acabado censuradas en ciertos países.

Un libro sin ninguna duda recomendado para quienes disfruten con las tramas originales, bien narradas, sin sensiblerías, con personajes reales con quienes uno empatiza de inmediato, tramas que te mantienen hasta las tantas de la madrugada devorando páginas como un poseso, mientras vigilas por encima del hombro... por si acaso.

En España lo publicó Espasa-Calpe con el título Déjame entrar.

2 de septiembre de 2012

La vida sale al encuentro

Este libro me marcó de adolescente y hoy, veinte años después de leerlo por primera vez, sigue gustándome como el primer día. La vida sale al encuentro narra precisamente esa etapa: el paso de la infancia a la edad adulta de un joven de quince años y los bandazos que se producen a esa edad incierta en la que uno ya no es niño pero tampoco ha alcanzado la madurez todavía.

Ignacio Sáez de Ichaso es un joven gallego que vive, en 1950, en el seno de una familia muy acomodada y profundamente religiosa. Su padre es un marino experimentado, Segundo en la Escuela Naval, e Ignacio ha heredado su pasión por el mar. Tiene dos hermanos: Mito, con quien mantiene las trifulcas propias de hermanos adolescentes, y Cheché, el pequeño, que sufrió una enfermedad con 7 años que lo dejó inválido de una pierna. Es conmovedora la relación entre Ignacio y Cheché, que se compenetran a la perfección y se protegen mucho el uno al otro. Además está Patri, su prima hermana, y Karin, una chica alemana de la misma edad que Ignacio que vive con la familia de Patri desde que ella quedara huérfana años atrás.

En paralelo, vivimos el año escolar de Ignacio, que pasa interno en un colegio jesuita. Allí el lector sigue sus andanzas, peleas y travesuras en compañía de los amigos: el incondicional Pancho, Azufre, Héctor, Jaime... Ignacio se ve arropado por el Padre Urcola, amigo de la madre de Ignacio desde la juventud y que asume el papel de educar a Ignacio y ayudarle en ese paso de niño a hombre en un año en el que, además, tendrá que enfrentarse a la experiencia más dura de su vida.

Lo que hace este libro especial es el vibrante tono narrativo que emplea el autor. Ignacio es un personaje impulsivo, apasionado, incapaz de controlar los bandazos que pega su carácter, pero con un corazón de oro. Para mí, este ritmo narrativo que impone el protagonista y su manera tan peculiar de contar las cosas, de escribirlas, hacen de esta lectura algo adictivo. Y eso que esta es la quinta o la sexta vez que lo devoro… Otro recurso que me parece precioso es el uso constante de metáforas acerca de la mar que emplean todos los personajes: es, en efecto, un libro muy marinero. Hay párrafos enteros (como el que describe el naufragio que vivió un personaje, el Grumete) que habrían sido imposibles de describir tan al detalle para alguien ajeno al mundo del mar. Y es que hay mucho del autor en este libro: José Luis Martín Vigil estudió con los jesuitas de su ciudad natal, Oviedo, y luego Ingeniería Naval; con 29 años ingresó en la Compañía de Jesús y se ordenó sacerdote en 1953 (años después lo abandonaría). Este libro se inspiró en su experiencia como educador durante dos años en el colegio Apóstol Santiago de Vigo, el mismo en el que se desarrolla la trama de este libro. De hecho, todo apunta a que el Padre Urcola es el álter ego del autor.

Evidentemente no es un libro que vaya a gustar a todo el mundo, porque algunos detalles hoy suenan tremendamente pasados de moda, en concreto los que conciernen a la religión (chavales de 15 años rezando de rodillas a los pies de su cama...). Sin embargo, lo que resulta realmente atemporal en esta historia es la forma que tiene Martín Vigil de tratar los sentimientos: el amor, la nobleza, la lealtad incondicional a los amigos o los grandes ideales de la adolescencia. Puede que este libro guste más o menos, pero lo que resulta innegable es que Martín Vigil sabía construir personajes y narrar historias.

«– Mira en torno, Nacho, sin salir de la División… Unos más, otros menos, pero todos, hombreando un poco, cada cual a su manera; según su audacia y posibilidades. No lo dudes. ¿Palabras un tanto fuertes…, tacos declarados…, vocabulario grueso?: afán de ser hombre. ¿Ademanes de gangster…, andar cachazudo…, posturas de galería?: afán de ser hombre. ¿Fumar, fumar para los que miran…, fumar a destajo?: afán de ser hombre. ¿Alardear, yo vi…, yo leí…, yo hice?: afán de ser hombre. Lo vas a entender. Despierta en vosotros la virilidad, y está bien; pero despierta dando aldabonazos. En un momento queréis liquidar la infancia, que aún está presente en muchas cosas, créeme; y en el afán por ser hombres que os acomete, no vais a la raíz; no ponéis los cimientos, no. Miráis en torno y veis hombres hechos ya. Los veis y os lanzáis a imitarlos. ¿Pero, qué imitáis?… Imitáis cuatro exterioridades que os entran por los sentidos… los modales, el vocabulario, los pitillos. Y ¿eso es ser hombre?… Piensa esto: entonces yo, nosotros, ¿no somos hombres?»

«No me vieron llegar. Caí como un tigre sobre el primero, y volviéndolo de un tirón de izquierda, le encajé, en corto, un directo al ojo, que creí sacarle el puño por la nuca. Me fui entonces a los otros como un jabato. Ellos se las piraban a vela llena, y uno de los dos, un Freire, tiró el bastón para correr mejor. Yo, la verdad, es que entonces no pensé nada, pero en cuanto agarré el bastón, allá le fue como un venablo. Eso, el que le pegara en la cabeza con la contera, no lo pude calcular yo. Entonces vino el revuelo, porque había sangre y ya se sabe.Lo vi que sangraba, pero estaba yo de buen humor para amedrentarme.»

«– Hoy es un día grande para ti. Tienes a proa un rumbo arduo y difícil. Tienes buena brújula para seguirlo. No te falta brazo para dominar la rueda. El puerto que pretendes depende de tu esfuerzo para mantenerte en ruta… Ya lo entiendes. Es un viaje de años, para desembarcar con un carácter, una carrera, una integridad… ¿Comprendes todo esto tú, Ignacio?»

7 de agosto de 2012

I Capture the Castle

I capture the castle es el diario de Cassandra Mortmain, un relato agudo, divertido e inteligente de su extraordinaria familia y de la vida que llevan en un gélido castillo perdido en Suffolk (Inglaterra) en la década de 1930.

Cassandra es una joven lista, despierta y tranquila de 17 años que escoge los rincones más variopintos del castillo para escribir su diario. Tiene dos hermanos: Rose, de 21 años, bella pero algo vana y con pocas aspiraciones intelectuales, y Thomas, de 15, el único que aún va a la escuela. Su madre falleció cuando los niños eran pequeños y viven con su padre, un escritor que cosechó un libro de gran éxito y que ahora se recluye, solitario y excéntrico, sumido desde hace años en el bloqueo del escritor. En el castillo también vive su madrastra, Topaz, una exmodelo de 29 años a quien le gusta comulgar desnuda con la Naturaleza circundante y que está prendada del escritor, aunque este le hace poco caso. Por último, Stephen, un joven de 18 años que ha vivido con la familia desde que era niño cuando su madre, ya fallecida, trabajaba para la familia. Plagia poemas para Cassandra y está perdidamente enamorado de ella, aunque su condición de sirviente de la familia hace que él mismo interponga una barrera entre los dos y la vea como un ideal, un imposible.

Los seis viven, pobres como ratas, en un caserón que conserva partes de un antiguo castillo. Sin embargo, el día a día de la familia pronto se verá interrumpido por la llegada desde América de los dueños del castillo, dos interesantes y adinerados jóvenes junto con su atractiva y parlanchina madre, que vendrán a romper la rutina en que estaban sumidos los Mortmain.

¿Qué decir de este libro? Pues que me da pena que mi yo de 16 años se lo perdiera, porque lo habría disfrutado tanto… Las reflexiones de Cassandra son geniales y el libro se lee facilísimo; además, la acción no decae en ningún momento y es el típico libro que me habría gustado que no terminara nunca. Quizá mi reseña no suena muy apasionada, así que subrayo que es un libro genial de principio a fin y que ha estado a punto de desbancar a mi «libro favorito de todos los tiempos» (Rebecca). De momento, me lo quiero releer en español más pronto que tarde y regalárselo a un par de personas.

Dejo un par de citas de Cassandra, relacionadas las dos con la pobreza en la que estaba sumida la familia; ya las pondré en español cuando consiga la edición correspondiente. Eso aparte de la cita larga que puse en la entrada anterior y que me ha marcado. No hago más que darle vueltas a la frase del «settled feeling»; me siento tan identificada…

"I thank heaven there is no cheaper form of bread than bread."

"[Rose] has had that dressing-gown so long that I don't think she sees it anymore; if she were to put it away for a month and then look at it, she would get a shock."


13 de julio de 2012

I Capture the Castle (cita)

       I thought if I made myself write I should find out what is wrong with me, but I haven't, so far. Unless – Could I possibly be jealous of Rose?
       I will pause and search my innermost soul…
       I have searched it for a solid five minutes. And I swear I am not jealous of Rose; more than that, I should hate to change places with her. Naturally, this is mainly because I shouldn't like to marry Simon. But suppose I were in love with him, as Rose is? That's too hard to imagine. Then suppose it were Neil – because since he went away I have wondered if I am not just a little bit in love with him. All right, I'm in love with Neil and I'm marrying him and he is the rich one. A thousand pounds is being spent on my trousseau with furs and jewellery coming later. I am to have a wonderful wedding with everyone saying: "What a brilliant match that quiet little girl has made." We are going to live at Scoatney Hall with everything we can possibly want and, presumably, lots of the handsomest children. It's going to be "happy ever after," just like the fairy tales –
       And I still wouldn't like it. Oh, I'd love the clothes and the wedding. I am not so sure I should like the facts of life, but I have got over the bitter disappointment I felt when I first heard about them, and one obviously has to try them sooner or later. What I'd really hate would be the settled feeling, with nothing but happiness to look forward to. Of course no life is perfectly happy – Rose's children will probably get ill, the servants may be difficult, perhaps dear Mrs. Cotton will prove to be the teeniest fly in the ointment. (I should like to know what fly was originally in what ointment.) There are hundreds of worries and even sorrows that may come along, but – I think what I really mean is that Rose won't be wanting things to happen. She will want things to stay just as they are. She will never have the fun of hoping something wonderful and exciting may be just round the corner.
       I dare say I am being very silly but there it is! I DO NOT ENVY ROSE. When I imagine changing places with her I get the feeling I do on finishing a novel with a brick-wall happy ending – I mean the kind of ending when you never think any more about the characters…


Dodie Smith, I Capture the Castle

El arte de no amargarse la vida

En este libro, el psicólogo Rafael Santandreu pretende dar al lector claves para combatir el llamado neuroticismo, es decir, «el arte de amargarse la vida mediante la tortura mental», como dice él mismo. Así, la idea es vivir una vida plena y aprovechar todo nuestro potencial, y para ello necesitamos ser fuertes a nivel emocional, algo que por supuesto se puede aprender y que es precisamente a lo que Santandreu se dedica desde su consulta de Barcelona.

Así, con una forma de escribir muy amena y ayudándose de ejemplos reales extraídos de su consulta, el autor nos da las pistas para conseguir la felicidad: no estar tan nerviosos, buscar el sosiego interior, disfrutar de las pequeñas cosas, no perder la capacidad de amar y vencer los miedos y la necesititis, palabra que creo que ha inventado él mismo y que consiste en confundir deseos con necesidades. Y cita como necesidades el éxito profesional, un matrimonio que funcione, una casa cómoda, que tus hijos sean buenos estudiantes…

Y ojo, la clave no está en huir de las emociones negativas y montarse en la cabeza un mundo de color de rosa. No: es inevitable sentir emociones negativas; la clave está en no sentir emociones negativas exageradas, pues el objetivo es no dejarse arrastrar por la pena, el dolor o la irritación que uno pueda sentir en un momento determinado.

Esta lectura la recomiendo a todo el mundo, pues incluso quienes crean que no tienen problemas encontrarán más de un punto interesante sobre el que reflexionar. Además, el libro está muy bien editado y se lee rapidísimo. Es una de esas lecturas a la que seguro que vuelvo de vez en cuando.

9 de julio de 2012

Bajo la misma estrella



Hazel y Augustus son dos adolescentes de Indianápolis a los que ha unido el haber nacido, como reza el título, bajo la misma estrella: los dos tienen cáncer. Augustus superó un osteosarcoma que le dejó sin una pierna, y Hazel vive atada a una bombona de oxígeno: su cáncer está en fase terminal, pero los médicos le están administrando un medicamento que ha frenado (temporalmente) el crecimiento de los tumores. Los dos han aprendido a tratar a la enfermedad de tú a tú y saben que deben aprovechar el día a día porque ese que viven puede ser el último. Con ese pensamiento en la cabeza emprenden un viaje a Europa para conseguir hablar con el autor de un libro que quita el sueño a Hazel y viven esos días como si no hubiera mañana (pues, efectivamente, puede no haberlo), mientras analizan los conceptos de salud y enfermedad, de vida y muerte, y del legado que uno deja cuando ya no está.

No nos engañemos: se trata de un libro sobre adolescentes con cáncer. Lo digo de buenas a primeras porque sé que a muchas personas este punto de partida ya les echará atrás. Dicho esto, a mí el libro sí me ha gustado. Lo devoré en dos días porque enseguida me sentí cómoda entre los personajes y me enganchó su historia. No se me hizo lenta ni aburrida en ningún momento, aunque algunos diálogos me parecieron algo grandilocuentes (también es cierto que a muchos adolescentes les encanta hablar así). El libro pretende romper con los mitos que rodean al cáncer y presenta los hechos sin paños calientes que eviten herir la sensibilidad del lector, pero al mismo tiempo aporta grandes dosis de humor negro que le restan algo de carga negativa a la historia.

La traducción es de Noemí Sobregués y me parece que ha conseguido un tono muy acertado: el lenguaje de los protagonistas no se hace artificial en ningún momento (ni siquiera las expresiones malsonantes y los tacos, que a veces es lo que más cuesta traducir).

Lo que me ha gustado de Bajo la misma estrella es que no trata sobre la aceptación de la muerte –Hazel ya ha superado ese punto al inicio de la novela– sino de la aceptación de la vida. De cómo la vida muchas veces no es justa: simplemente es. Bajo la misma estrella no es una lectura depresiva, pero tampoco es una novela optimista con un final edulcorado. Es sencillamente un verídico relato acerca del amor, de las pérdidas y del día a día de una adolescente con cáncer.

Gracias a Bloguzz y a Nube de Tinta.

1 de julio de 2012

I Miss Mummy

Hace unos meses escribía aquí en el blog que, en un libro, no busco meramente que me entretenga: lo que de verdad me llega es acompañar a los personajes en su historia, sufrir con ellos, emocionarme, reír con sus aventuras y llorar a moco tendido con sus desgracias. Y hoy estoy contenta porque he dedicado la tarde entera a uno de estos libros, I Miss Mummy, que narra una de las vivencias reales de Cathy Glass como madre de acogida. Efectivamente, me he enganchado de tal manera a este libro que no he podido soltarlo y he estado leyendo unas cuatro horas hasta que me lo he pulido. ¡Cuánto me gustan las tardes como esta!

Cathy Glass es una escritora británica que ha cosechado un gran éxito narrando sus vivencias como madre de acogida, profesión que desempeña desde hace 25 años. Publicó su primer libro en el año 2007, y desde entonces ha sacado 12 títulos más al mercado y ha vendido cerca de un millón y medio de copias en todo el mundo. De hecho, no es extraño ver los libros de Cathy Glass en los estantes de los más vendidos aquí en el Reino Unido.

En I Miss Mummy, Glass nos narra la historia de Alice, una dulce niña de 4 años que no puede seguir viviendo con sus abuelos maternos porque los servicios sociales consideran que son demasiado mayores para cuidar de ella. La madre de Alice está desequilibrada y toma drogas, por lo que tampoco puede atenderla, así que mientras está en el programa de acogida los servicios sociales exploran la posibilidad de que la custodia se otorgue a su padre biológico, a quien apenas conoce pero que parece mostrar un repentino interés en ella. Pese a que todo apunta a que es un hombre violento y que trafica con drogas, los servicios sociales parecen inclinados a darle la custodia de Alice, mientras que la niña solo piensa en volver a reunirse con su madre y sus abuelos y no entiende por qué no puede vivir con ellos. ¿Podría ser que uno de los cuatro trabajadores sociales que ha tenido Alice en tres meses no hubiera estudiado atentamente el caso? ¿Qué ocurriría en la vida de esta niña si se produce un error en la justicia, como parece ser el caso aquí?

Los libros de Cathy Glass son directos y narrados casi a modo de diario, por lo que el lector se verá transportado al día a día de estos vulnerables niños que necesitan de los servicios sociales británicos y de los padres de acogida. Me gusta mucho la forma que tiene la autora de narrar los hechos, con muchos detalles acerca del día a día o de por qué actúa como lo hace (no en vano sus libros se utilizan para formar a otros padres de acogida), y escribe de una forma tan sincera y afectuosa que es inevitable engancharse a la historia de esos niños y devorar sus libros (a menudo de una sentada, como me ha pasado hoy).

También tengo que decir que he llorado durante media tarde, porque tengo una hija casi de la misma edad que la protagonista y no podía evitar pensar en lo que sentiría si un día le dicen que no puede ver más a sus padres o a sus abuelos. Por otra parte me venía todo el rato a la cabeza el hecho de que lo que narran los libros de Cathy Glass es solo la punta del iceberg, pues hay muchísimos niños que están viviendo situaciones de desamparo, abuso o maltratos. Al menos, los libros de esta autora han contribuido a que muchas personas se animen a convertirse en padres de acogida aquí en el Reino Unido. Lástima que no se hayan traducido al español; a ver si alguna editorial se anima.

Por cierto, repito lo que ya escribí en la reseña de Damaged: las historias de Cathy Glass están basadas en hechos reales y en su página web se puede leer acerca de la evolución de los niños una vez termina el periodo de acogida (que es cuando se acaba el libro a su vez). Es genial que, una vez terminado el libro, se pueda consultar cómo siguió la evolución de los niños protagonistas.


Título: I Miss Mummy | Autora: Cathy Glass (seudónimo)
Fecha inicio: 18.06.2012 | Fecha fin: 30.06.2012

25 de junio de 2012

Nube de Tinta, nuevo sello de RHM


Hoy os presento un nuevo sello editorial que llega con las ideas muy claras: Nube de Tinta, que afirma en su eslogan que «El placer de la lectura no tiene edad». En efecto, este nuevo sello de Random House Mondadori nace con el reto de intentar llegar a un amplio abanico de lectores, y para ello escogen «voces tiernas, originales, evocadoras, inocentes; personajes que nos hagan pensar y reflexionar, que nos dejen huella, vivan retos, se comprometan, defiendan valores o bien sean ejemplos de superación, coraje y esfuerzo».

Nube de Tinta pretende lanzar novelas que cumplan «todos los requisitos para convertirse en libros de cabecera de muchas casas, en libros que se recomienden, en libros que nos hagan reflexionar y que recordemos con una sonrisa». Así, las dos primeras apuestas de la editorial son Memorias de un amigo imaginario, de Matthew Dicks, y Bajo la misma estrella, de John Green. La editorial me ha enviado este último libro como parte de la campaña de promoción, así que ya estoy deseando empezarlo para contaros mi opinión al respecto, aunque después de todo lo que he leído en el material de promoción ¡las expectativas son altas!

De todas formas, parece ser que la fama precede a la novela Bajo la misma estrella: en Estados Unidos salió un primer tiraje de 350.000 ejemplares, subió al puesto número 1 en todas las listas en la primera semana (tanto en adultos como en juvenil) y obtuvo una venta de 60.000 ejemplares (que se dice pronto, y más en los tiempos que corren) en esa primera semana.

Para que vayáis abriendo boca y os empiece a tentar este nuevo sello editorial, aquí os dejo el vídeo promocional. A mí me resulta de lo más evocador… Me encanta la frase de «para los que leen […] porque un libro los encuentra a ellos». En el vídeo, por cierto, podréis ver qué otros títulos publicará Nube de Tinta aparte de estos dos que os he comentado.

                                          



Por último, quiero agradecer a Random House Mondadori y a Bloguzz que me hayan mandado el libro para reseñarlo. Os dejo una foto de la bolsa y el libro como me llegaron: no sé si veréis en la foto que el libro llegó en una cajita rodeado de una nube de algodón. Además, venía acompañado de una tarjeta con mi nombre escrito con la misma tipografía que aparece en la cubierta del libro. ¡Todo muy bien pensado!



Así que ya sabéis. Nube de Tinta: «Para los que leen, en papel, en digital, desde la nube, para estar en las nubes…». ¡Feliz lectura!

24 de junio de 2012

La lluvia amarilla (cita)

Este fin de semana he releído La lluvia amarilla, ese magnífico libro de Julio Llamazares (mi reseña, aquí), y os dejo un par de citas para que veáis el tipo de prosa que encontraréis en él:

«Pronto llegó noviembre con su pálido aliento de lunas y hojas muertas. Los días fueron haciéndose más cortos cada vez y las interminables noches junto a la chimenea comenzaron a sumirnos poco a poco en un profundo tedio, en una pétrea y desolada indiferencia contra la que las palabras se deshacían como arena y en la que los recuerdos daban paso casi siempre a inmensas extensiones de sombra y de silencio. Antes, cuando aún estaban Julio y su familia (y, antes aún, cuando Tomás todavía no había muerto y sostenía tenazmente en solitario la vieja casa y la memoria de Gavín), nos reuníamos todos en una de las casas, junto a la chimenea, y, allí, durante largas horas, mientras la nieve y la ventisca gemían en lo alto del tejado, pasábamos las noches del invierno contándonos historias y recordando personas y sucesos, casi siempre de otro tiempo. El fuego, entonces, nos unía más que la amistad y que la sangre. Las palabras servían, como siempre, para ahuyentar el frío y la tristeza del invierno. Ahora, en cambio, a Sabina y a mí, el fuego y las palabras nos volvían más distantes, los recuerdos nos hacían cada vez más silenciosos y lejanos. Y, así, cuando llegó la nieve, la nieve estaba ya, desde hacía mucho tiempo, en nuestros propios corazones.»

«El tiempo acaba siempre borrando las heridas. El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos. Pero hay hogueras que arden bajo la tierra, grietas de la memoria tan secas y profundas que ni siquiera el diluvio de la muerte bastaría tal vez para borrarlas. Uno trata de acostumbrarse a convivir con ellas, amontona silencios y óxido encima del recuerdo y, cuando cree que ya todo lo ha olvidado, basta una simple carta, una fotografía, para que salte en mil pedazos la lámina del hielo del olvido.»

15 de junio de 2012

El sueño eterno

El general Sternwood, un débil anciano que prácticamente tiene un pie en la tumba, contrata al detective privado Philip Marlowe para solucionar un tema familiar relacionado con sus atractivas y díscolas hijas, Vivian y Carmen. Lo que en un principio parece un chantaje que pretendía llevarse un pellizco de la fortuna del general acaba destapando una serie de asesinatos, de asuntos turbios y de posibles sospechosos, mientras el lector asiste maravillado a los magníficos diálogos del libro y a las reflexiones del cínico, inteligente e incorruptible Marlowe.

Raymond Chandler escribió El sueño eterno relativamente tarde, cuando ya contaba 51 años y, aunque había publicado relatos antes, fue esta su primera novela, en la que se estrenaba además el personaje de Philip Marlowe. En cuanto al libro, la trama me ha despistado por los continuos giros que da (y porque me costó seguir la jerga del género en inglés), pero está narrado en primera persona por Marlowe, y solo por leer los irónicos diálogos y las cínicas reflexiones del protagonista ya vale la pena hacerse con este libro.


Título: The Big Sleep | Autor: Raymond Chandler
Fecha inicio: 08.05.2012 | Fecha fin: 01.06.2012

2 de junio de 2012

Veinticuatro horas en la vida de una mujer sensible

Publicada en 1824, esta novela epistolar recoge los angustiosos sentimientos de la narradora, que la noche anterior ha visto a su amante desaparecer en la calesa de otra mujer a la salida de la ópera. Durante un día entero, le escribe a su amante hasta 46 cartas: mientras conjetura acerca del significado de lo que vio la noche anterior, el lector es testigo de todos los sentimientos que asuelan el alma de la mujer. Desconcierto, desconfianza, celos, ira, amargura, abatimiento, calma pasajera, desconsuelo… En torno a los escuetos hechos que conoce (el acontecimiento de la ópera y los rumores de una boda secreta celebrada por la noche en el campo), la narradora conjetura acerca de lo que ha podido pasar y el lector la acompaña en sus pensamientos obsesivos acerca del objeto de su amor.

Desde que descubrí esta novelita quise leerla, porque, admitámoslo, ¿quién no ha pasado una tarde así, conjeturando acerca de un determinado hecho amoroso y dejándose llevar cada vez más lejos por la imaginación (y alejándonos cada vez más de la razón)? No me ha defraudado en absoluto, porque el estilo de la autora, que escribe cartas a su amante pero que en ocasiones parece que apela directamente a cada uno de los lectores, engancha desde la primera página. Sin embargo, me había hecho una idea equivocada porque pensaba que, en ese lapso de veinticuatro horas, la narradora no recibía ninguna información del exterior y todo lo que plasmaba en las cartas era fruto de sus conjeturas. Pero no es así: llega incluso a salir de su casa para recabar una valiosa información y al final recibe noticias que aclaran el desenlace de la historia. Yo pensaba que el lector se quedaría sin saber lo que ocurría al final y debo decir que quizá habría sido un final más acertado. De todas formas, la novela me ha encantado y me gustaría releerla de nuevo, esta vez de un tirón, porque es perfectamente factible y un plan ideal para una tarde de verano.

En cuanto a la autora, Constance de Théis nació en Nantes en 1767 y recibió una excelente educación: empezó a ser conocida  por sus poemas ya desde los 18 años. Se casó en segundas nupcias con Joseph de Salm-Reifferscheidt-Dyck, que más adelante sería nombrado príncipe de Salm por el rey de Prusia, por lo que Constance acabaría recibiendo el título de princesa de Salm-Dyck en 1816. Organizó en su casa de París un salón literario de ideología liberal donde recibió a nombres como Alejandro Dumas o La Fayette. La guerra le obligó a retirarse al castillo de su esposo en Renania, donde contó con el tiempo y la calma necesarios para concluir esta novela.

Dejo para terminar dos fragmentos de la novela. En el primero la propia autora describe su novela brevemente; el segundo forma parte de una de las cartas y da una idea del tono que emplea la narradora:

«[Esta pequeña novela] La empecé hace más de veinte años. Le daba, a la sazón, y sigo dándole, poca importancia. Sometiéndome a la ley de no escribir ni una sola palabra que no estuviese dictada por el sentimiento o por la pasión, haciendo sentir, en el breve espacio de veinticuatro horas, a una mujer vivaz y sensible todo lo que el amor puede inspirar de embriaguez, de turbación y, sobre todo, de envidia, tan solo quería hacer una novela sobre una idea que me gustaba, dando con ella respuesta a algunas recriminaciones que me habían sido dirigidas acerca del tono serio y filosófico de buena parte de mis libros.»

«¡El amor…! ¿Qué es el amor…? Un capricho, una fantasía, una sorpresa del corazón, tal vez de los sentidos; un encantamiento que se derrama sobre los ojos, fascinándolos, que se apega a los rasgos, a las formas, a la vestimenta incluso de un ser que solo el azar nos lleva a encontrar. ¿Que no lo encontramos? Nada nos advierte de ello, nada nos turba… Seguimos viviendo, existiendo, buscando placeres, encontrándolos, proseguimos con nuestra carrera como si no nos faltara ¡nada! El amor no es, pues, una condición inevitable de la vida, no es más que una circunstancia de ella, un desorden, una época… Pero ¿qué estoy diciendo? ¡Es una desgracia! Una crisis… una crisis terrible… que se pasa, y eso es todo.»


Título: Veinticuatro horas en la vida de una mujer sensible | Autora: Constance de Salm
Fecha inicio: 28.04.2011 | Fecha fin: 06.05.2012

8 de mayo de 2012

The Moonstone

El punto de partida de esta novela no es particularmente original: a finales del siglo XVIII, un soldado inglés roba en la India la Piedra Lunar, un valiosísimo diamante amarillo, tras matar a los tres indios cuyo único propósito en esta vida era salvaguardarlo. Cuenta la leyenda que la mala suerte perseguirá a quienquiera que posea el diamante y que los descendientes de los tres indios tratarán a toda costa de devolver la piedra a la India, de donde nunca debió salir.

A mediados del siglo XIX, Rachel Verinder recibe este diamante como regalo para su 18 cumpleaños. Sin embargo, pocas horas después la gema parece desvanecerse en el aire, al tiempo que tres misteriosos indios son vistos en las inmediaciones de su casa. Pese a que la relación parece obvia, pronto se hace evidente que la resolución del misterio no va a ser ni rápida ni sencilla.

A partir de aquí la historia se va desarrollando en boca de los diferentes personajes, muchos de ellos prototípicos pero magníficamente perfilados: Betteredge, anciano jefe del personal de servicio, completamente leal a la familia Verinder y devoto de Robinson Crusoe, donde siempre encuentra respuesta a sus dudas abriendo una página al azar; Rosanna Spearman, doncella en la mansión de los Verinder, introvertida, con un pasado oscuro y un defecto físico, enamorada sin esperanza de uno de los señores de la casa; Miss Clack, prima de Rachel, solterona y ferviente religiosa; el brillante Cuff, típico detective astuto que pone en evidencia a los torpes policías locales, y Ezra Jennings, personaje que sale de las sombras de los secundarios y sobresale por su humanidad hacia el final de la novela.

El opio también cobra protagonismo en un momento determinado de la trama, y cabe decir que el mismo Wilkie Collins tomaba esta sustancia desde principios de la década de 1860 para aliviar los síntomas de la gota y el reuma. Llegó a tomar dosis tan altas que sufría alucinaciones: creía ver sombras en su estudio y figuras fantasmagóricas que lo seguían hasta la alcoba. Collins llegó a confesar que había escrito muchos pasajes de La piedra lunar (que se publicó en 1868) bajo los efectos del opio y que, una vez terminada la obra, le costaba reconocer como suyos algunos de los fragmentos. Por cierto, en uno de los pasajes de la novela el personaje Ezra Jennings describe meticulosamente el estado alterado resultante de tomar opio.

La piedra lunar gustará a los amantes de las novelas detectivescas y de época, aunque no creo que sea del agrado de todos: la extension es considerable y el lenguaje es retórico y recargado, aunque para mí este es más un punto positivo que una falta. La trama es enrevesada pero está perfectamente hilada, y por el camino se pueden ver retratos costumbristas de la época.

A mí me gustó mucho más La dama de blanco, novela que disfruté tremendamente (y de donde saqué mi apodo de Halcombe por admiración incondicional hacia una de las protagonistas), pero también es cierto que hay momentos para cada libro y estos meses quizá no han sido los mejores para mí. The Moonstone me ha acompañado a lo largo de una etapa de cambios radicales (quiero creer que para bien), etapa en la que no he estado del todo abierta a la lectura; de ahí que me haya costado nada menos que cuatro meses terminarlo. Pero precisamente por haberme acompañado en esta etapa este libro siempre será especial para mí.

Título: The Moonstone | Autora: Wilkie Collins
Fecha inicio: 23.12.2011 | Fecha fin: 25.04.2012

4 de febrero de 2012

The Small Hand

Me alegra haber encontrado este libro porque me ha permitido reconciliarme con su autora, Susan Hill, a quien todavía no le había perdonado la secuela que escribió de mi libro favorito, Rebecca, y que tituló La señora De Winter. Me lo leí hace más de 15 años y todavía recuerdo lo que lloré al terminarlo, pero no porque la historia se acabara o porque me hubiera conmovido, sino porque me sentí estafada. ¡Cómo había osado Susan Hill hacerle aquello a mi libro favorito!

El caso es que, aparte del disgusto, La señora De Winter no dejó en mí ninguna huella; todo lo contrario, la autora me pareció una simple advenediza que quería subirse al carro de la popularidad de Rebecca (pero estaba equivocada; Susan Hill tiene una sólida carrera a sus espaldas…).

El caso es que cuando me topé con The Small Hand en la biblioteca, al principio ni reconocí que se trataba de la misma autora. Sin embargo, ya le había echado el ojo hace semanas porque la cubierta es preciosa y además en la biblioteca lo habían incluido en una selección de literatura gótica, así que decidí leer las primeras páginas allí mismo para ver si me convencía, y vaya si lo hizo: me enganchó.

The Small Hand es justamente lo que su subtítulo reza: una historia de fantasmas. Adam Snow es un anticuario de libros especializado en rarezas y en tomos especialmente caros. Vive en Londres y un día, mientras se dirige a visitar a un cliente en Sussex, se pierde y llega a una antigua casa abandonada. Explorando los jardines, vive una experiencia sobrenatural cuando nota cómo la mano de un niño se aferra a la suya. La sensación le parece totalmente real (aunque allí, por supuesto, no hay nadie) y no le da miedo en absoluto. Más adelante esa manita vuelve a visitarle, aunque esta vez sus intenciones no son nada tranquilizadoras. Como resultado de estos encuentros, Snow empieza a sufrir ataques de pánico y a tener tendencias suicidas. Finalmente, su hermano Hugo le pone en la pista correcta y descubre que un misterioso suceso de su infancia está relacionado con la inquietante aparición de «la pequeña mano».

Hill crea en este libro la atmósfera perfecta para una historia de fantasmas: una casa abandonada, un secreto del pasado que poco a poco se desvela, una estancia en un monasterio francés perdido en la montaña, una romántica visión de la profesión de anticuario de libros… La lectura atrapa enseguida y el ritmo está muy conseguido: no es trepidante ni aterrador, pero no puedes dejar de leerlo. La compañía perfecta para un viernes por la noche y además es un libro cortito que puede terminarse de una sentada.

Gracias a este libro, como decía, me he reconciliado con Susan Hill. The Woman in Black ya está en mi lista de libros pendientes, pero, ay, llevo semanas peleando con The Moonstone, de Wilkie Collins. Reseña, espero, en breve.

Título: The Small Hand | Autora: Susan Hill
Fecha inicio: 28.01.2012 | Fecha fin: 29.01.2012

14 de enero de 2012

Colección Read & Listen de Pons Idiomas

Gracias a un concurso de El placer de la lectura conseguí uno de los libros de la colección Read & Listen de Pons Idiomas, dirigida a estudiantes de inglés con un nivel medio-avanzado. Los editores han seleccionado una serie de relatos de conocidos escritores en lengua inglesa: Roald Dahl, F. Scott Fitgerald, Margaret Atwood, Jack London, Philip Roth… Lo que marca la diferencia es que los libros incluyen un pequeño diccionario a pie de página en el que se traducen en contexto las expresiones más difíciles; la idea es que todo el mundo se anime a leer en inglés y que el hecho de tener que parar para consultar el diccionario cada dos por tres ya no sea un impedimento. Y va más allá que un mero diccionario, porque explica los matices y aclara referencias culturales para que el lector se sienta como si estuviera leyendo casi, casi en su lengua nativa.

De momento hay 8 libritos en la colección y cada uno de ellos recoge dos relatos. Más puntos que hacen esta colección interesante: cada relato va precedido de una pequeña biografía del autor (una página a dos caras, llena de anécdotas y nada aburrida, debo decir) y una introducción al relato. Y para acabar de redondearlo, el libro viene con un CD con la versión en audio de los relatos.

Los relatos que yo he leído son los de Roald Dahl y Edith Wharton. Leer relatos de Dahl siempre es un placer y este, Parson's Pleasure, estuvo a la altura, aunque el final me pareció algo predecible. En cuanto al relato de Wharton, si soy sincera diré que no me gustó nada: ni me interesó ni le encontré el sentido.

Dicho esto, me parece una colección muy recomendable para quienes tengan un nivel medio-avanzado de inglés pero no se sientan cómodos todavía leyendo libros (aparte de las versiones abreviadas para estudiantes, me refiero). ¡Ah! Y cada libro cuesta 9,90 euros. Se os acaban las excusas. :)


Título: Read & Listen | Autores: Roald Dahl y Edith Warthon, Pons Ediciones
Fecha inicio: 26.12.2011 | Fecha fin: 29.12.2011